Perdón.

De esto hace ya unos cuantos años. Pertenece a la misma época de mi anterior post, y teníamos, todos, por aquel entonces, la mala costumbre de primar la cantidad sobre la calidad, sobre todo en cuanto a chicos se refería.

Estábamos en una etapa feliz, acabábamos de hacer la selectividad y nos íbamos a estudiar fuera de casa.

Fiesta en casa de O.

Ya allí C. y yo cruzamos unas cuantas frases indicativas de lo que, con toda probabilidad, ocurriría despues.

Nos fuimos toda la pandilla a salir a un pueblo cercano...y copa va copa viene (lo cual no me exime en absoluto, que conste) el ambiente se fue caldeando y C.y yo desaparecimos del local para buscar un sitio oscuro y apartado...me despellejé las rodillas, por cierto.

A la vuelta, en el coche, se notaba la tensión en el ambiente...mi escapada no había sentado demasiado bien al grupo...

Dos días despues, mi madre encontró a dos de mis amigas (G y P) por la calle, que iban a hacer unos trámites por el tema de la carrera..."Qué raro" me dice "vi a G y a P...y no te avisaron para ir con ellas"...Ya, lógico...

De inmediato,cogí unas hojas y un bolígrafo. Escribí un par de folios y en una hora me planté en casa de G.

Timbré.

-¿Si?
-Hola, soy M.

Me abrió.

Estaba sola en su casa, cortando judías para hacer la comida.

-G, por favor, no digas nada.Lee esto y si despues no vuelves a dirigirme la palabra, lo entiendo.

Cogió los folios, dió media vuelta y se puso a leerlos.
Tras un buen rato, los depósito en la mesa, sonrió y nos abrazamos.

No hizo falta decir nada más.

Cogí un cuchillo, me senté a su lado y empecé a cortar judías con ella.

Por supuesto, no volví a tener nada con aquel chico que tanto le gustaba a mi amiga...

Meses despues probaría yo de mi propia medicina...y es que el tiempo nos va poniendo a todos en nuestro sitio.